¿Qué será de la docencia?

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La profesión docente en Venezuela desfallece en medio de los enfrentamientos políticos y la caída económica. Es verdad que nunca llegó a ser lo que debería: una profesión altamente valorada, remunerada con justicia, ejercida en las mejores condiciones posibles, exigente y estimulante a la vez. Pero, por lo menos, antes de la crisis permitía una vida digna, contaba con una carrera profesional y se incentivaban los estudios de pre y posgrado. Todo eso se vino abajo: nadie puede subsistir hoy con su labor como profesor o profesora de la escuela pública, la diferencia de ingresos entre quien se inicia y quien ha acumulado estudios y años de servicio es reducida, muchos planteles se encuentran deteriorados…

¿Qué atractivo puede ofrecer la docencia a jóvenes inquietos, deseosos de superarse intelectualmente y motivados hacia la formación de otras y otros? ¿Qué estímulo representa para quienes aún se mantienen en las aulas? ¿Cómo pedirles a educadoras y educadores que dediquen tiempo y energías a leer, planificar, evaluar y a desarrollar nuevas iniciativas pedagógicas en su clase?

Corremos el riesgo de quedar estancados por años en una escuela de rutinas precarias, aprendizajes mínimos y docentes infravalorados, dispersos en trabajos diversos. Todo ello en un ambiente sofocante, donde la consigna política se trate de imponer desde los más altos niveles.

Hay que hacer un serio esfuerzo por alejarse de ese destino. La responsabilidad del Gobierno nacional y su Ministerio de Educación es grande, pero toda la sociedad venezolana debe interesarse por el presente y el futuro de nuestro sistema educativo. Un país próspero y justo de este siglo necesita una educación de alta calidad. No se trata simplemente de recuperar lo que teníamos sino, más allá, de construir una escuela nueva y mejor. Sin arrogancia, tratemos de aprender de lo que otros han hecho o están tratando de hacer. Pongamos todo el empeño en ir alcanzando en lapso razonable óptimas condiciones de vida, formación y trabajo para las y los docentes. Hay que canalizar recursos hacia ellos, ahorrando en otras áreas. Por ejemplo, evitando el repunte de una excesiva burocracia apenas crezca un poco el presupuesto nacional. Y hay que lograr acuerdos políticos que permitan que la economía se fortalezca.