Educación y futuro

La educación es el proceso mediante el cual se aprende a aprender. La tarea es importante desde la concepción hasta la muerte. Las primeras épocas son determinantes para el resultado final, pero también son de importancia la educación formal, entre los 5 y los 25 años, y la educación continua, a lo largo de toda la vida. Al terminar las guerras mundiales, la mitad de la población de Colombia era analfabeta; hoy, la cobertura en educación básica es casi universal, pero es evidente la necesidad de revisar muchas cosas para tener futuro. Se debe ajustar el esquema de educación preescolar, producto del esfuerzo hace medio siglo para consolidar el Icbf bajo Lleras Restrepo en un país muy pobre, cuya población analfabeta era 25% del total; hoy, la tasa de analfabetismo es 5%.

También urge mejorar la calidad de la educación pública básica y media: los malos resultados en las pruebas PISA, auspiciadas por la Ocde, reflejan deficiencias en el esquema institucional existente. Los directivos de la Federación Colombiana de Educadores negocian con el Ministerio de Educación Nacional la remuneración de los docentes, bajo la premisa de que el buen desempeño en las evaluaciones conlleva mejor ingreso, pero el mal desempeño no implica exclusión, así sea reiterado. Esta situación es similar en casi toda Latinoamérica, pero se debe revisar. Se necesitan programas de capacitación permanente, pero también debe haber exigencias claras: la mayor responsabilidad de la sociedad no debe estar en manos impreparadas.

El asunto es complejo: la profesión de educador tiene reconocimiento social hoy en Colombia, por lo cual no atrae talento, y los programas de formación no son exigentes. De otra parte, es inaceptable la práctica de hacer paros ilegales con argumentos políticos, impulsada por Fecode. Es absurdo el incumplimiento de las tareas a cargo de los docentes, cuyo servicio es esencial; una evaluación llevada a cabo por la Universidad Javeriana estableció hace unos años que los días sin trabajo por cuenta de órdenes sindicales sumaban cerca de 30% del total programado. Esta situación es inaceptable, porque obstaculiza la tarea de educar a más de 80% de la población entre 5 y 18 años y obliga a los padres de familia a buscar soluciones alternas adecuadas para niños y adolescentes durante la jornada laboral.

También se requiere asegurar que los planes de trabajo en la educación básica y media no se limiten a lo planteado por el gobierno nacional; la jornada educativa de día completo, importante desde diversos puntos de vista, y debe aprovecharse para insertar elementos pertinentes que fortalezcan las destrezas de quienes tengan interés en vocaciones relacionadas con las ventajas comparativas relativas de cada región. La infraestructura educativa y recreativa de vecindario debe ser punto de convergencia de la respectiva comunidad. La dinámica de la economía altera las necesidades de servicios personales: el desarrollo económico cambia oportunidades, modifica ventajas comparativas relativas de regiones y obliga a ajustar el trabajo; además ese proceso de destrucción creativa, inherente a ciclos en los que el éxito crea bienestar, también requiere invertir en ciencia, tecnología e innovación; se necesita buen sistema de educación para toda la población, en todas las edades, para aprovechar nuevas oportunidades que el progreso abre. Esa es la puerta al futuro.

Fuente:
https://www.larepublica.co/analisis/gustavo-moreno-montalvo-2565659/educacion-y-futuro-3297601