EDUCACIÓN PARA ADULTOS, CLAVE EN EL DESARROLLO Y PROGRESO

Esta semana se celebró el Día Internacional de la Educación. En un momento como el que vivimos, en el que las brechas se han ampliado por la irrupción de la tecnología y la necesidad de nuevos conocimientos y habilidades, se hace más necesario que nunca tener en cuenta que las oportunidades de aprendizaje no solo en la niñez, la adolescencia y en la etapa universitaria, sino que es preciso que esta formación se extiendan a lo largo de toda la vida. Así se recoge en el último informe de la UNESCO, «Reimaginar juntos nuestros futuros: un nuevo contrato social para la educación», que hace un llamamiento para forjar un nuevo contrato social para la educación, que permita construir un futuro mejor, justo y sostenible, en línea con el objetivo 4 de la Agenda 2030. Y es que, tal y como , advierte en su estudio de educación para adultos, «Global Report on Adult Learning Education IV», «demasiado a menudo el apoyo a la educación para adultos es solo retórica y esta se deja de lado después para poner un foco desproporcionado en las escuelas y universidades».

Estos informes se han publicado en un momento de inflexión causado en gran parte por los efectos generados por la COVID-19. «En esta época excepcional, no podemos seguir haciendo lo mismo de siempre. Tenemos que reparar las injusticias del pasado y orientar la transformación digital hacia la inclusión y la equidad. Y necesitamos que la educación contribuya plenamente al desarrollo sostenible, ha afirmado Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO.

Esto cobra aún más relevancia en África o América Latina, la región más desigual del mundo. Más allá de acercar las microfinanzas a los más de 2,8 millones de pequeños emprendedores a los que atiende, la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), creada por BBVA en 2007 y que opera en cinco países de América Latina, tiene entre sus prioridades darles acceso a educación y formación para mejorar sus vidas y apoyar sus negocios. Dado que la pobreza sigue siendo un factor determinante en el acceso a las oportunidades educativas y solo el 35% de estos emprendedores tienen educación primaria, y el 82% están en situación de vulnerabilidad, la educación financiera y la formación, resultan claves. «La educación es, junto con el emprendimiento, uno de los factores que más influye en el desarrollo y progreso de las personas y sociedades», según ha señalado el director general de la FMBBVA, Javier M. Flores.

En 2021, más de medio millón de emprendedores, a través de las entidades microfinancieras de la FMBBVA, han recibido algún tipo de formación, principalmente educación financiera, pero también en otras materias como la gestión del negocio o las habilidades digitales, con el propósito de mejorar el manejo y crecimiento de sus emprendimientos. De éstos, más de 180.000 lo hicieron con sesiones formativas virtuales. A través de la plataforma Campus de la propia Fundación, se han impartido 304.000 horas de formación online a más de 6.900 empleados.

Escuela de Emprendimiento, en Chile, es otro de los proyectos de la FMBBVA en la inclusión educativa de personas sin recursos. En la misma, Fondo Esperanza, la entidad de la FMBBVA en el país, utiliza un modelo de capacitación continua acorde a las necesidades y ritmos de aprendizaje de los emprendedores.

En Perú, ha puesto en marcha «Aprendiendo en Confianza». Se trata de un programa con formato virtual que cuenta con seis ejes temáticos: finanzas personales, gestión de negocio, alfabetización digital, cuidados de la salud, y bienestar del hogar y género, que ha formado a 18.828 mujeres desde el inicio de 2021.

Emprendimientos Productivos para la Paz (Empropaz), en Colombia, es un programa en municipios afectados por la violencia y la pobreza, de Bancamía, entidad de la FMBBVA, en alianza con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la Corporación Mundial de la Mujer Colombia y la Corporación Mundial de la Mujer Medellín. Con el objetivo de elevar las probabilidades de éxito de los emprendedores y microempresarios más vulnerables, ofrece una oferta de valor integral que incluye capacitación especializada para el emprendimiento y el fortalecimiento empresarial.

Para incluir realmente a estos segmentos más marginalizados, hay que transformar no solo el medio por el que se recibe la educación, sino también las oportunidades y mecanismos de financiación para acceder a ella. Por ello, la Fundación también tiene iniciativas para las nuevas generaciones. Un ejemplo de ello es Educa-T en la República Dominicana, que otorga préstamos con el propósito de propiciar la educación superior. En Colombia, dispone de la beca Transformando Realidades, que permite ir a la universidad a hijos de emprendedores de Bancamía.

Fuente:
https://www.larazon.es/economia/20220130/hrdtm3bdnnej7nwdyyomgfkhvu.html