¿Margina la educación bilingüe?
Abdullah ha aprendido tres lenguas distintas de su lengua materna en la escuela, y al finalizar sexto de primaria es competente en las cuatro. Su escuela tiene un 92% de alumnado inmigrante de más de 28 nacionalidades y familias de bajo nivel socioeconómico. El alumnado de este centro obtiene resultados excelentes en las evaluaciones de competencias básicas en todas las lenguas, muy superiores a la media. ¿Puede la educación crear contextos bilingües inclusivos y de éxito que no dejen atrás a ningún estudiante?
A pesar de que durante años ha existido un amplio debate sobre las ventajas e inconvenientes del bilingüismo, la investigación de las últimas décadas insiste en los beneficios de este en un mundo globalizado. Ser competente en dos o más idiomas tiene efectos positivos diversos: desde el incremento en neuroplasticidad –la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones neuronales– o mejores resultados en tareas cognitivas, hasta una mayor protección de los deterioros cerebrales asociados al envejecimiento.
También en las últimas décadas hemos aprendido que los niños y niñas pueden adquirir niveles considerables de fluidez en una segunda lengua cuando se les expone a ella desde su entorno social y educativo.
Así, el dominio de diferentes lenguas es hoy más importante que nunca en un mundo y en una Europa lingüística y culturalmente cada vez más diversa. De hecho, la Recomendación del Consejo de Europa sobre la enseñanza y el aprendizaje de idiomas aboga por un enfoque global para que el alumnado obtenga las competencias lingüísticas necesarias. Necesarias no solo para estudiar o trabajar en el extranjero, sino también para ampliar y abrir sus perspectivas a diferentes culturas y países.
Educación bilingüe sólo para unos pocos
A pesar del esfuerzo y la inversión que se ha realizado para implementar programas de educación bilingüe, en numerosas ocasiones éstos no han logrado los resultados esperados. Una de las principales limitaciones identificadas ha sido la falta de evidencias científicas que respalden la efectividad del programa.
Por este motivo, no se tienen en cuenta los factores clave que favorecen la adquisición de una segunda lengua al tiempo que se adquieren los contenidos curriculares. De hecho, plantear una educación bilingüe sin crear las condiciones óptimas para el aprendizaje tanto de las materias como de la lengua puede conducir a la exclusión y marginación de cierto alumnado.
Además, gran parte del profesorado no tiene la formación necesaria para hacer frente al reto de educar a los niños y niñas en un modelo de educación bilingüe, que puede resultar especialmente difícil en las escuelas de contextos más vulnerables.
De esta forma, corremos el riesgo de que la educación bilingüe quede reducida a ser el privilegio de unos pocos y no un derecho de todos. La cuestión, por tanto, no reside en la educación bilingüe per se, sino en poner en práctica aquellas actuaciones que han demostrado ser exitosas en el aprendizaje de todo el alumnado en contextos bilingües.
Contextos bilingües de éxito para todos
Un acercamiento al bilingüismo desde una educación basada en evidencias científicas de impacto social –que han demostrado lograr mejoras educativas sostenibles y transferibles– puede dar respuesta al reto de avanzar hacia una educación bilingüe inclusiva y de éxito para todo el alumnado. En este sentido, algunos principios fundamentales que encontramos para crear contextos educativos bilingües de éxito son:
Interacciones de calidad y diálogo productivo para el aprendizaje. Las personas aprendemos en interacción social y haciendo uso de la maravillosa herramienta que es el lenguaje. La creación de entornos interactivos y dialógicos de aprendizaje favorece la adquisición de la lengua al tiempo que se consiguen los conocimientos de la materia, por ejemplo organizando las aulas en Grupos Interactivos o en Tertulias Literarias Dialógicas que facilitan la participación y la inclusión de todo el alumnado, al tiempo que mejoran sus competencias. Esto es posible porque los índices de participación del alumnado en el aprendizaje y en el uso de la lengua se incrementan hasta en un 85% del tiempo y son intervenciones en las que ellos y ellas crean conocimiento propio.
Implicación de las familias y la comunidad. La diversidad y la calidad de las interacciones que ofrecemos a los niños y niñas es fundamental para su aprendizaje y desarrollo. Por tanto, la enseñanza de la segunda lengua no depende solo de las interacciones profesorado–alumnado o estudiante–estudiante. En la medida en que se implica a las familias y a otras personas adultas en interacciones educativas, se mejora el aprendizaje.
Valor de la lengua materna. Un acercamiento exitoso a la educación bilingüe potencia y pone en valor la lengua materna del alumnado. Conocer bien los conceptos en la lengua materna facilita la adquisición de nuevo conocimiento en una segunda o tercera lengua. Es lo que conocemos desde hace décadas como interdependencia lingüística.
De esta forma, en contextos bilingües inclusivos y de éxito, niños y niñas como Abdullah pueden aprender sin límites.
Fuente:
https://theconversation.com/margina-la-educacion-bilingue-171976